viernes, 18 de diciembre de 2015

Enseñando a auxiliares de Enfermería


En el papel de educador sanitario, ayer tuve el placer de compartir dos horas de clase con estudiantes de FP en la especialidad de Auxiliar de Enfermería del IES José Vilaplana de Vinaroz. La experiencia mía fue muy gratificante, y la de ellos, imagino que también. Así lo atestiguaron los silencios conseguidos para seguir las explicaciones y las preguntas posteriores.


El menú preparado para la clase versó sobre 3 ejes: darles a conocer qué es el podólogo y a qué se dedica, cómo afrontar la comunicación interprofesional mediante el informe, y entender qué es un pie de riesgo, y no un pie diabético, porque, ¿debemos hablar de pie diabético, o de pie de riesgo?


Una de las afecciones que trabajamos fue la Onicocriptosis, o lo que es lo mismo, la uña encarnada. Y, ahí va la pregunta: ¿una Onicocriptosis no tratada en una persona que no tiene sensibilidad (neuropatía sensitiva) y que no padece Diabetes Mellitus, es un pie de riesgo? La respuesta es sí. Si no se trata, va a aparecer la inflamación, la infección, y seguimos sumando. 


Como curiosidad, hablamos del apoyo del pie. Tocamos el pie, describimos muy breve y esquemáticamente la marcha, y vimos cómo la posición de la cadera condiciona el reparto de presiones del pie. Vimos cómo valorarla.

El penúltimo bloque fue algo muy importante, la vascularización del pie. Para ello, comentamos qué es eso del ITB, El Índice Tobillo-Brazo. Vimos qué es un dopler y cómo usarlo, para a continuación realizar un informe de derivación para el podólogo. 


Desde estas líneas, mi más sincero agradecimiento a la profesora Mariví por la invitación. Al igual que un paciente informado es un paciente ganado, un profesional sanitario informado de las capacidades profesionales de otro es un bien para el paciente, porque siempre puede ser derivado para mejorar su tratamiento.



viernes, 20 de noviembre de 2015

Clase de calzado deportivo a alumnos de primaria


Una de las cosas que más me gustan es la educación para la salud, motivo por el cual mi trabajo de investigación doctoral va por este camino. Ayer tocó la puesta en práctica de todo aquello que predico a mis alumnos y alumnas de la Universidad: transmitir información sobre la salud de los pies usando los medios y los métodos más apropiados.

Invitado por el colegio Divina Providencia de Vinaròs, a través de su profesor de educación física, David, quien a su vez fue remitido por el compañero podólogo Agustín Albiol, tuve el placer y la oportunidad de impartir dos clases a alumnos del centro de edad comprendida entre los 12 y los 16 años. El tema central fue el calzado deportivo y los hábitos saludables que hay que seguir en el deporte para evitar problemas en los pies.

Así, tras escuchar atentamente a dos niños y a dos niñas cuáles eran sus preferencias deportivas y si habían tenido alguna lesión en los pies derivadas de su actividad deportiva, vimos diversos ejemplos del calzado deportivo de fútbol, baloncesto y atletismo. Y, cómo no, nombramos cuáles eran los hábitos saludables que se deben seguir para evitar tener problemas en los pies.

Un placer poner en práctica la educación para la salud para un público tan imponente como los niños.

PD: es necesaria la formación en comunicación de los alumnos y alumnas. Una simple tarea como es levantarse y presentarse, es decir, hablar en público, todavía da vergüenza en algunos casos.


Vimos cuántos y cuáles son los huesos de los pies.


Adivinamos qué es un podólogo y a qué se dedica.


¿Qué deporte se corresponde con cada calzado?


¿Qué problema puede haber si tenemos el zapato muy ajustado al empeine?


La importancia de la fase propulsiva y el arco enfranque del calzado de atletismo.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Operar un callo entre los dedos


Un problema muy común en la consulta de podología es el ojo de gallo que aparece entre los dedos, especialmente entre los dos últimos dedos.


En innumerables ocasiones quien acude a la consulta relata haberse tratado con la aplicación de parches callicidas, que lo único que hacen es quemar la piel. Esto se produce porque el parche callicida contiene ácido salicílico, que quema. Este ácido está indicado en verrugas, pero no en un heloma interdigital (que a fin de cuentas es el ojo de gallo entre los dedos al que nos referimos). De hecho, este tema ya ha sido motivo de información en anteriores artículos de este blog:



En el presente artículo se plantea la solución definitiva a esta patología, que sin exagerar, llega a quitar el sueño a quien la padece. Y lo hacemos de la mano de compañero Bernardino Basas, que explica de forma gráfica los pasos seguidos para la intervención quirúrgica. Quiero complementar su explicación con la siguiente imagen, que explica de forma gráfica por qué se produce el heloma interdigital:


Este es el enlace a la explicación quirúrgica del compañero Bernardino Basas, desde su blog.

http://podobasas.blogspot.com.es/2015/11/cirugia-de-heloma-interdigital.html

domingo, 1 de noviembre de 2015

¿Qué es y qué hace el podólogo?


¿Qué es y qué hace el podólogo? Estas son las respuestas que ofrece el Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía en un spot publicitario en formato cortometraje. Merece la pena verlo, son solo 4 minutos y 37 segundos.

¡Felicidades!


martes, 20 de octubre de 2015

¿Cuándo es una plantilla corta? ¿Qué sucede entonces?


Tradicionalmente quien ha visitado al podólogo para tratar un problema de sus pies, y este le ha dicho que tenía que ponerse plantillas, la duda ha surgido en el hecho de decidir si estas tenían que ser largas o cortas. Y me pregunto yo, ¿hay plantillas cortas?

Vayamos por partes. Primero definamos una plantilla, también conocida como soporte plantar. Y para hacerlo, mejor decir antes qué NO ES una plantilla. Esta primera imagen no representa a una plantilla, aunque ha sido elaborada, vendida y aplicada como tal.



Esta segunda imagen sí que representa a una plantilla. 


¿Cuál es la diferencia entre ambas imágenes? Muy sencillo, la forma tridimensional. Sí, tridimensional, en 3 dimensiones, o mejor dicho, en tres planos: frontal, sagital y transverso. La primera plantilla es un elemento plano. No está adaptado a la forma del pie. Este tipo de plantillas es mejor nombrarlo con el término palmilla, y sí que se puede usar, pero como elemento de confort. Es decir, se corresponde con la palmilla que prácticamente todos los zapatos incluyen en su interior. Pero no sirve, salvo casos muy aislados y concretos, para una terapéutica. O lo que es lo mismo, para tratar un problema del pie.

Entonces, ¿hay plantillas cortas? Por supuesto. Pero el nombre está equivocado. No deben llamarse plantillas cortas, sino plantillas. Me explico. En la siguiente imagen se observa a la derecha un pie anatómico en el que están marcados los 2 puntos de apoyo del pie más importantes, el talón y las cabezas de los metatarsianos, que quedan justo debajo de los dedos. Una plantilla puede terminar justo por detrás, como se ve en la imagen de la izquierda, justo encima o por delante de este apoyo. La razón de hacer el diseño acabando en una de esas tres localizaciones dependerá exclusivamente del problema que se quiera tratar. Pero no se hablará de plantillas cortas. Simplemente, de plantillas. Y en el momento en el que la plantilla llegue hasta los dedos se hablará de plantillas largas.


¿Y qué sucede si la plantilla es corta? La respuesta también es fácil. Si el problema que presenta la persona que acude a la consulta del podólogo es el dolor bajo los dedos tanto cuando está de pie sin moverse, como cuando está andando, lo que se conoce con el término de Metatarsalgia (dolor en el metatarso), una plantilla que vaya por detrás del apoyo de las cabezas metatarsales es muy posible que no alivie el dolor. Se necesitará un diseño de plantilla que sobrepase este apoyo metatarsal y que descargue la zona de dolor. 

¿Y qué es una descarga? En la siguiente imagen se observa el pie derecho, y bajo el 2º dedo hay una queratosis, popularmente conocida como ojo de gallo, ojo de pollo y demás terminología casera. Esa queratosis está situada justo sobre la segunda cabeza metatarsal, es decir, sobre la zona de apoyo metatarsal que corresponde al segundo dedo. Por tanto, como eso duele, si se pretende tratar ese dolor y a la vez se quiere evitar que eso tenga menor probabilidad de reaparición, el diseño de la plantilla debería contemplar la inclusión de una descarga en forma de U. Como se ve en la imagen, el material de la plantilla es de color azul, y justo donde está el ojo de gallo no hay material. Justo ese detalle es la descarga, que lógicamente hay que acabar de arreglar y añadirle más cosas para hacerlo más presenciable y cómodo.



En consecuencia, no hay plantillas cortas. Hay plantillas normales y largas cuanto a la longitud, y si hay molestia bajo los dedos, llamada metatarsalgia, hay que descargar.


viernes, 24 de abril de 2015

Doctor, ¡me duele debajo de los dedos!


¿Qué sucede en el pie cuando una persona viene a la consulta del podólogo y dice que le duele debajo de los dedos, en toda la planta, y en el talón? A priori se puede afirmar que son tres cosas diferentes, pero en realidad hay un nexo de unión entre ellas que puede explicar todo esto: la alteración de equino funcional de tobillo. Bueno, mejor dicho, en este caso concreto que se va a exponer, esa fórmula ha funcionado, ¡que ya es bastante!

Empecemos por el principio: ¿qué es eso de un equino funcional de tobillo? El tobillo es la articulación que se establece entre el final de la tibia y el peroné con el cuerpo del astrágalo, como se ilustra en la imagen. 



Esta articulación puede realizar, entre otros, los movimientos de extensión / flexión dorsal y de flexión / flexión plantar. Para realizarlos, el tobillo ha de partir de una posición en la que el pie guarde una relación de 90º con la pierna. Ampliemos un poco más esto: a partir de esta posición, 90º pierna-pie, el tobillo realiza los dos movimientos.



Pues bien, cuando el tobillo no puede realizar el movimiento de flexión dorsal, o lo que es lo mismo, acercar los dedos del pie hacia la pierna partiendo de esta posición de 90º, estamos delante de un pie equino funcional. Generalmente se suele deber a que los músculos gemelos son más cortos de lo habitual. Para que no nos perdamos sobre los gemelos, son los dos músculos iguales que tenemos detrás de la pierna y acaban en el conocido Tendón de Aquiles, en la parte posterior del hueso del talón, ese que ha sido bautizado por los profesionales sanitarios como el Calcáneo.


¿Qué sucede entonces con esto? Respuesta sencilla (espero): si en las condiciones normales mencionadas, ya saben, 90º pierna-pie, el peso del cuerpo que soportan los pies se reparte de forma equitativa entre talón y antepié, (parte delantera del pie), cuando sucede el equino, como el tendón de Aquiles eleva el talón, aumentan los 90º entre la pierna y el pie y el antepié se carga más. Sí, lo ha entendido bien, aguanta más peso; el que le toca, y el que se ha quitado de encima el talón al elevarse, cosa que por cierto también sucede cuando se usan tacones elevados, o si no que se lo pregunten a las mujeres que lo usan.

                           

Y ahora viene cuando uno elucubra y se saca de la manga un diagnóstico para darle una explicación a la señora que ha venido a la consulta que responda a su problema: el dolor en la zona del antepié, en el talón y en la planta. La respuesta es esta, a ver si cuela: por culpa de que los gemelos están cortos, el talón se ha elevado, la fascia plantar se ha estirado y gran parte del peso se ha desplazado hacia los metatarsianos. Ay, ¡perdón! Quería decir la parte de delante del pie. Y por lo que acabo de leer también se me ha colado otra palabra poco frecuente, la fascia plantar. Sí, es ese tejido que cubre toda la planta del pie, desde el hueso del talón / Calcáneo (donde provoca el espolón de calcáneo) hasta los dedos.

¿Cómo solucionamos este desaguisado? Pues tenemos que idear un plan terapéutico que en uno solo cubramos todo. El problema principal es el dolor bajo los dedos (si ahora nos ponemos más finos, bajo las cabezas metatarsales). Y los secundarios son el dolor en la fascia y en el talón. Digo principal y secundarios porque me apoyo en que la señora ha venido a la consulta por el dolor en esa localización. Entonces, tomo ese como principal aunque lógicamente trate de actuar sobre los otros. 

Para el equino del tobillo hay dos opciones: o bien se le aumenta la altura del tacón en el zapato que usa  y así se compensa una cosa con la otra, cosa nada  recomendada, o bien se coloca una talonera bajo el talón. ¡Error! ¿Que por qué? Pues porque tenemos todas las papeletas del sorteo para que los músculos gemelos todavía se acorten más. Así que desechamos esta opción.

Opción 2. Aumentar la altura del puente para así relajar la fascia plantar mediante una plantilla. Para mi experiencia clínica vuelve a ser un error. Si se hace esto, se le está quitando al pie su capacidad natural de adaptarse al suelo en cada paso, eso que estudié en la Universidad bajo el pseudónimo de función adaptativa del pie, y que al común de los mortales les va a sonar como pronación. Si el pie no prona, mal vamos. 

Así que me inclino por la opción 3, que es la que mejor me ha funcionado: descargar la zona de dolor que manifiesta la señora y controlar la pronación. Así, indirectamente, relajo la tensión de la fascia plantar y reduzco el grado de equinismo del tobillo. Es decir, intento que el pie funcione lo más aproximado a los 90º con la pierna. Y este es el resultado.



Dicho todo esto, como siempre, podemos tener la mejor idea del mundo a la hora de afrontar un tratamiento, y sobre todo en el área de ortopodología. Podemos hacer el mejor tratamiento, pero la última palabra la va a tener el paciente. En este caso, la señora Marta (nombre figurado) tuvo una buena impresión. Cuando se realice el control se valorará si se ha cumplido el objetivo del tratamiento: reducir o eliminar el dolor y restablecer así el apoyo del pie.



jueves, 19 de febrero de 2015

¡Me duele el callo que tengo sobre el dedo!


La aparición del heloma (conocido como ojo de gallo, ojo de pollo, callo....) sobre alguno de los dedos del pie es consecuencia de la deformidad del dedo en forma de garra. Esto genera dolor, y la incapacidad de calzarse. ¿Cómo resolverlo?