domingo, 10 de julio de 2016

Andar sin tacones: ¿un alivio, una penitencia o una opción terapéutica?


Leo en la mañana de hoy en la página web de noticias msn un titular que me llama la curiosidad: "BAJARSE DE LOS TACONES POR EL BIEN DE LA SALUD". Y mi primera respuesta es, vaya lujo de titular, y vaya esfuerzo de síntesis.

Este titular tan llamativo y apetecible lo firma Marta Sánchez en la revista Women's Health, y tiene a la señora Victoria Beckam como protagonista.. Resulta que tras mucho tiempo siendo aconsejada respecto a la reducción de la altura del tacón para sus pies, ha decidido hacer caso a sus médicos y ejecutar la prescripción médica.

¿Un alivio ir sin tacones?
Siempre que tengo que abordar este tema con una mujer le pregunto por su inclinación estética con una simple cuestión: ¿eres de las que para presumir hay que sufrir, o no? La respuesta es muy dispar, y eso quiere decir que no responde a un patrón de edad de la mujer, ni mucho menos de cuestiones estéticas laborales. Quien decide usarlos, no contempla la posibilidad de que calzarlos sea ni un inconveniente ni un problema futuro. Ahora, quien responde que la estética le da igual, desde luego que es un alivio ir sin tacones. En este sentido, si bajamos de nivel de protagonismo y vamos a la calle, el uso de este modelo de calzado siempre está ligado a los eventos sociales. Y sí, es un alivio quitarse los tacones. Contextos, unos cuantos: la ceremonia en la iglesia (con los zapatos planos preparados en el maletero para la salida), el banquete, la cena del sábado... Aun así, la mayoría de mujeres con las que he intercambiado opiniones al respecto dicen: "para presumir no hay que sufrir, pero si hay que ponérselos, pues a por ello. Un día es un día".

Mi recomendación: como dice la citada noticia: máximo 4 cm de tacón. Y añado: base ancha, y completamente horizontal en su parte superior, ya saben, donde apoya el talón.

¿Una opción terapéutica?
Hay criterios clínicos que recomiendan terapéuticamente el uso del tacón, especialmente cuando se sufre de espalda. Pero esos casos son los menos. Aquí me referiré al no uso del tacón como opción terapéutica. O mejor dicho, como opción preventiva. Como dice la compañera fisioterapeuta que asesora en ese artículo, "andar sobre tacones altos desplaza el cuerpo hacia delante y obliga a los dedos y al antepié a soportar todo el peso, provocando dolor en las extremidades". Y no lo quito la razón. Hagamos un esfuerzo imaginativo y veamos el pie desde el lateral, viendo el talón a la izquierda y los dedos a la derecha. En estas condiciones, sin tacón, el peso del cuerpo se reparte de forma uniforme entre talón y zona metatarsal (antepié, bajo los dedos). Resultado: cero problemas. 

Ahora modifiquemos este dibujo, y añadamos más de 4 cm de tacón. El resultado es el adelantamiento del equilibrio, también conocido como el centro de gravedad por la opinión general. Y eso se traduce en que el talón pierde peso y el antepié lo gana. Y de nuevo, ¿qué sucede?: la patología básica es la metatarsalgia de radios centrales, pero para que nos entendamos, lo describiré como el dolor en la planta justo debajo de los dedos segundo y tercero. Y tras esto, la deformidad de los dedos, o lo que es lo mismo, los dedos en garra. Y tras esto, la artrosis en los dedos. Y también cabe añadir las alteraciones en el resto del cuerpo, pero lo guardamos para otra entrada.

Por tanto, terapéutica y preventivamente, NO al tacón excesivo. Es de lógica.

Por si te interesa leer la noticia, aquí tienes el enlace: 
http://www.msn.com/es-es/salud/vida-saludable/bajarse-de-los-tacones-por-el-bien-de-la-salud/ar-AAi6qX9?li=BBpmbhJ&ocid=mailsignout