martes, 20 de octubre de 2015

¿Cuándo es una plantilla corta? ¿Qué sucede entonces?


Tradicionalmente quien ha visitado al podólogo para tratar un problema de sus pies, y este le ha dicho que tenía que ponerse plantillas, la duda ha surgido en el hecho de decidir si estas tenían que ser largas o cortas. Y me pregunto yo, ¿hay plantillas cortas?

Vayamos por partes. Primero definamos una plantilla, también conocida como soporte plantar. Y para hacerlo, mejor decir antes qué NO ES una plantilla. Esta primera imagen no representa a una plantilla, aunque ha sido elaborada, vendida y aplicada como tal.



Esta segunda imagen sí que representa a una plantilla. 


¿Cuál es la diferencia entre ambas imágenes? Muy sencillo, la forma tridimensional. Sí, tridimensional, en 3 dimensiones, o mejor dicho, en tres planos: frontal, sagital y transverso. La primera plantilla es un elemento plano. No está adaptado a la forma del pie. Este tipo de plantillas es mejor nombrarlo con el término palmilla, y sí que se puede usar, pero como elemento de confort. Es decir, se corresponde con la palmilla que prácticamente todos los zapatos incluyen en su interior. Pero no sirve, salvo casos muy aislados y concretos, para una terapéutica. O lo que es lo mismo, para tratar un problema del pie.

Entonces, ¿hay plantillas cortas? Por supuesto. Pero el nombre está equivocado. No deben llamarse plantillas cortas, sino plantillas. Me explico. En la siguiente imagen se observa a la derecha un pie anatómico en el que están marcados los 2 puntos de apoyo del pie más importantes, el talón y las cabezas de los metatarsianos, que quedan justo debajo de los dedos. Una plantilla puede terminar justo por detrás, como se ve en la imagen de la izquierda, justo encima o por delante de este apoyo. La razón de hacer el diseño acabando en una de esas tres localizaciones dependerá exclusivamente del problema que se quiera tratar. Pero no se hablará de plantillas cortas. Simplemente, de plantillas. Y en el momento en el que la plantilla llegue hasta los dedos se hablará de plantillas largas.


¿Y qué sucede si la plantilla es corta? La respuesta también es fácil. Si el problema que presenta la persona que acude a la consulta del podólogo es el dolor bajo los dedos tanto cuando está de pie sin moverse, como cuando está andando, lo que se conoce con el término de Metatarsalgia (dolor en el metatarso), una plantilla que vaya por detrás del apoyo de las cabezas metatarsales es muy posible que no alivie el dolor. Se necesitará un diseño de plantilla que sobrepase este apoyo metatarsal y que descargue la zona de dolor. 

¿Y qué es una descarga? En la siguiente imagen se observa el pie derecho, y bajo el 2º dedo hay una queratosis, popularmente conocida como ojo de gallo, ojo de pollo y demás terminología casera. Esa queratosis está situada justo sobre la segunda cabeza metatarsal, es decir, sobre la zona de apoyo metatarsal que corresponde al segundo dedo. Por tanto, como eso duele, si se pretende tratar ese dolor y a la vez se quiere evitar que eso tenga menor probabilidad de reaparición, el diseño de la plantilla debería contemplar la inclusión de una descarga en forma de U. Como se ve en la imagen, el material de la plantilla es de color azul, y justo donde está el ojo de gallo no hay material. Justo ese detalle es la descarga, que lógicamente hay que acabar de arreglar y añadirle más cosas para hacerlo más presenciable y cómodo.



En consecuencia, no hay plantillas cortas. Hay plantillas normales y largas cuanto a la longitud, y si hay molestia bajo los dedos, llamada metatarsalgia, hay que descargar.